viernes, 12 de abril de 2013

¿Qué nos sucede después de morir?


Ésa es una pregunta fundamental y Dios nos ha dado respuestas a ella por medio de los profetas de la antigüedad y de esta época.
Nuestro amoroso Padre Celestial nos ha dado una noción de lo que podemos esperar cuando dejemos esta vida. A continuación se presentan verdades que podrían ayudarles a entender dónde se encuentran sus seres queridos que han partido y dónde estaremos finalmente todos nosotros.

¿Qué sabemos acerca del mundo de los espíritus?

¿Dónde está el mundo de los espíritus?
El presidente Brigham Young (1801–1877) enseñó que los espíritus de las personas que una vez vivieron en la tierra permanecen a nuestro alrededor en este mundo, aunque no podamos verlos1.
¿Cómo es el mundo de los espíritus?
Eso depende. Los justos experimentarán el paraíso, en un estado de felicidad, un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena (véase Alma 40:12). Los malvados experimentarán el infierno (véase Alma 40:13–14). El infierno puede definirse como “el tormento de la mente decepcionada”2.
¿Cómo son los espíritus?
Los espíritus de las personas tenían forma de adulto en la vida premortal y tendrán esa misma forma en el mundo de los espíritus, aun cuando mueran como bebés o niños3.
Nuestro amoroso Padre Celestial nos ha dado un conocimiento de lo que podemos esperar una vez que pasemos más allá de esta vida.
¿Pueden vernos los espíritus que se encuentran en el mundo de los espíritus?
Sí, cuando es necesario. El presidente Joseph F. Smith (1838–1918) dijo que quienes se encuentran en el mundo de los espíritus pueden vernos con más claridad que nosotros a ellos, y que “su solicitud por nosotros y su amor por nosotros y su afán por nuestro bienestar debe ser mayor que los que sentimos por nosotros mismos”4.
¿Pueden ser tentados todavía los espíritus que se encuentran en el mundo de los espíritus?
Si son fieles durante esta vida, Satanás no tendrán ningún poder sobre ustedes en el mundo de los espíritus. Allá los inicuos estarán sujetos a Satanás al igual que lo estaban en la tierra5. Como ha explicado el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, esta vida es el momento de arrepentirse porque “es cuando estamos aquí en la vida terrenal que el cuerpo y espíritu pueden aprender juntos”6.
¿Qué hacen los espíritus que se encuentran en el mundo de los espíritus?
En primer lugar, sabemos que los espíritus de los fieles que aún no han resucitado están haciendo la obra misional entre los espíritus encarcelados7. También sabemos que entre los que fueron fieles se preserva la estructura familiar y la organización de la Iglesia8.

¿Qué sabemos acerca de la Resurrección?

¿Cuántas personas resucitarán?
Todas las personas que hayan vivido sobre la tierra resucitarán (véase 1 Corintios 15:21–23).
¿Cómo resucitará el cuerpo?
El cuerpo resucitado será:
  • Inmortal. “Este cuerpo terrenal se levanta como cuerpo inmortal… de modo que no pueden morir ya más” (Alma 11:45).
  • Perfecto. “El espíritu y el cuerpo serán reunidos otra vez en su perfecta forma” (Alma 11:43). El presidente Joseph F. Smith explicó: “Se quitarán las deformidades, se eliminarán los defectos, y los hombres y las mujeres lograrán la perfección de su espíritu, la perfección que Dios dispuso en el principio”9.
  • Hermoso. El presidente Lorenzo Snow (1814–1901) dijo: “No hay nada más hermoso para admirar que un hombre o una mujer resucitados”10.
  • Glorioso. El presidente Boyd K. Packer, presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “Su espíritu es joven, vibrante y hermoso. Aunque su cuerpo sea viejo, esté enfermo, lisiado o discapacitado de cualquier modo, cuando se junte con el espíritu en la Resurrección, tendrá un aspecto glorioso, y de ese modo serán glorificados”11.
  • Sin llanto ni dolor. “Ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor” (Apocalipsis 21:4).
¿Qué les sucederá a las personas que murieron de niños?
De acuerdo con el profeta José Smith, los padres de un niño que ha muerto durante la niñez “[tendrán] la alegría, el placer y la satisfacción de criar a [ese hijo], después que haya resucitado, hasta que alcance la estatura completa de su espíritu”12.
¿Qué les sucederá a las personas que fueron cremadas o que no fueron enterradas?
A pesar de que la Iglesia no alienta la cremación, creemos que, cualesquiera que sean las circunstancias, todas las personas resucitarán con un cuerpo perfecto. El presidente Brigham Young enseñó que en la resurrección “las propias partículas fundamentales que formaron nuestro cuerpo aquí, si las respetamos, aunque estén depositadas en las profundidades del mar y una partícula se encuentre en el norte, otra en el sur, otra en el este y otra en el oeste, serán reunidas otra vez en un abrir y cerrar de ojos y nuestro espíritu habrá de poseerlo”13.
“La Resurrección es un pilar de nuestra fe; da significado a nuestra doctrina, motivación a nuestro comportamiento y esperanza a nuestro futuro” (Dallin H. Oaks, “Resurrección”, Liahona, mayo de 2000).

¿Por qué es necesaria una resurrección física?

La resurrección física es parte del plan de Dios y los profetas lo han enseñado desde los días de Adán (véase Moisés 5:10). Pero “el diablo no tiene [cuerpo] y ése es su castigo”14, por lo tanto, distorsiona esta enseñanza para que las personas no crean en la resurrección física.
Muchas personas creen que el cuerpo físico es como una prisión para el espíritu y que sólo podemos ser verdaderamente felices cuando el espíritu se libera del cuerpo; pero eso no es cierto. El Señor ha revelado que la resurrección física es necesaria porque:
  • Es la manera en que recibimos una plenitud de gozo. Únicamente “espíritu y elemento [un cuerpo físico], inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo” (D. y C. 93:33). Además, sabemos que aquellos que habían muerto y estaban en el mundo de los espíritus esperando la resurrección de Cristo “habían considerado como un cautiverio la larga separación de sus espíritus y sus cuerpos” (D. y C. 138:50).
  • Es una bendición haber escogido el plan de nuestro Padre Celestial. Antes de nacer en la tierra, todos los espíritus que vivirían en la tierra escogieron seguir el plan de nuestro Padre Celestial, en lugar de la rebelión de Satanás (véase Abraham 3:23–28). Como resultado de ello, recibimos un cuerpo mortal y, por medio del don de la resurrección de Cristo, resucitaremos con un cuerpo inmortal. Quienes siguieron a Satanás en la vida premortal no recibirán ningún tipo de cuerpo físico.
  • Nos conduce de nuevo a la presencia de Dios para ser juzgados. El Libro de Mormón enseña claramente que es el poder de la resurrección lo que nos permite entrar en la presencia de Dios para ser juzgados según nuestras obras15
     
  • Se requiere para la salvación. José Smith enseñó: “Ninguna persona puede lograr [la]… salvación, sino mediante un tabernáculo [un cuerpo físico]”16.
  • Es la forma de llegar a ser como el Padre Celestial y Jesucristo. “El Padre tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre; así también el Hijo” (D. y C. 130:22).

Únete a la conversación

A lo largo del mes de marzo estudiarán la expiación de Jesucristo en las clases de quórum del sacerdocio, de las Mujeres Jóvenes y de la Escuela Dominical. Una de las muchas bendiciones de la Expiación es que, por medio de ella, todos resucitaremos. Mediten acerca de la forma en que el conocimiento de la Expiación y la Resurrección cambian su perspectiva durante épocas difíciles. Intenten recordar una situación particular y cómo su testimonio de la Expiación y la Resurrección resultó ser una bendición, y consideren la posibilidad de compartir esa experiencia con su familia o en una futura lección dominical de la Iglesia. También puedes compartir tus pensamientos con otros jóvenes haciendo clic en Comparte tu experiencia a continuación.
Notas
  1. Véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, 1997, pág. 293
  2. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 236.
  3. Véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, págs. 137–138.
  4. Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, 5ta. edición, 1939, pág. 424–425.
  5. Véase Enseñanzas: Brigham Young, pág. 296; Alma 34:34–35.
  6. M. Russell Ballard, “Is It Worth It?”, New Era, junio de 1984, pág. 42.
  7. Véase D. y C. 138:30; véase también Enseñanzas: José Smith, pág. 506.
  8. Véase Principios del Evangelio, 2009, págs. 269; si desea leer más acerca del mundo de los espíritus, vea Dale C. Mouritsen, “The Spirit World, Our Next Home”, Ensign, enero de 1977, págs. 46–51.
  9. Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, pág. 23.
  10. Lorenzo Snow, The Teachings of Lorenzo Snow, ed. Clyde J. Williams, 1996, pág. 99.
  11. Boyd K. Packer, “El billete de veinte marcos”, Liahona, junio de 2009, pág. 23.
  12. Enseñanzas: José Smith, pág. 187.
  13. Véase Enseñanzas: Brigham Young, pág. 290.
  14. Enseñanzas: José Smith, pág. 222.
  15. Véanse 2 Nefi 9:22; Jacob 6:9; Mosíah 16:8–10; Alma 11:41; 33:22; 40:21; Helamán 14:17; Mormón 7:6; 9:13.
  16. Enseñanzas: José Smith, pág. 224.



Fuente: https://www.lds.org

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