lunes, 25 de febrero de 2013

El modo de vestir y la apariencia: “Deja que el Espíritu te enseñe”

Mary N. Cook First Counselor in the Young Women General Presidency


Como representantes de Cristo, demostramos respeto por nuestro cuerpo “en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” cuando vivimos de acuerdo con ciertas normas.
Kim siempre ha usado ropa modesta. El otro día le pedí su opinión en cuanto a lo que ella considera que es una falda modesta, una blusa modesta y un traje de baño modesto. En vez de darme medidas exactas para el largo de la falda y el escote, hablamos de los principios de la modestia y de lo difícil que es encontrar ropa modesta que también sea atractiva. Nos divertimos sugiriendo ideas de cómo alargar creativamente una falda. Al final, Kim dijo: “Si no me siento cómoda cuando me pongo una prenda por primera vez, por lo general significa que es inmodesta y no me sentiré cómoda usándola. He aprendido a no comprarla; simplemente la vuelvo a poner en el perchero”.
A medida que Kim se esfuerce por vivir dignamente, el Espíritu Santo la guiará al seleccionar su ropa. Ella vive ampliamente la norma de la modestia y no trata de alterar las reglas del vestir y de la apariencia; entiende que su cuerpo es un templo (véase 1 Corintios 3:16) y que tiene la responsabilidad de cuidarlo, de protegerlo y de vestirlo de la manera adecuada.
Cuando se construye un templo, se tiene sumo cuidado de asegurar que esté protegido y hermosamente adornado por dentro y por fuera. Una clave al planificar los templos es entender que el templo representa al Señor: es Su casa. Nosotros respetamos los templos como estructuras sagradas en las que sólo pueden entrar quienes sean dignos de hacerlo. Reverenciamos los templos porque las ordenanzas y los convenios sagrados en los que participamos hacen posible que regresemos a nuestro Padre Celestial.
Su cuerpo es más preciado que el templo más exquisito en la tierra. ¡Ustedes son amados hijos o hijas de Dios!
Tu cuerpo es más preciado que el templo más exquisito de la tierra. ¡Ustedes son amados hijos o hijas de Dios! Estos mismos principios —a quien representamos, el respeto y la reverencia— se aplican aún más al cuidado y protección que ustedes le den a su cuerpo.

A quien representamos

Cada semana al tomar la Santa Cena, tomamos sobre nosotros el nombre del Salvador. Nosotros somos Sus representantes en la tierra. Una de las pautas de Para la Fortaleza de la Juventud indica: “Mediante tu modo de vestir y tu apariencia, puedes demostrar [al Señor] que sabes cuán valioso es tu cuerpo; puedes demostrar que eres discípulo(a) de Jesucristo y que le amas” (pág. 6).
Cuando una joven leyó esta declaración, decidió que ni siquiera quería acercarse a la línea de la inmodestia. Inmediatamente eliminó de su guardarropa cualquier prenda que no fuese compatible con el hecho de ser representante del Salvador. Ella dijo: “Sería más inteligente si ni siquiera me probara nada en las tiendas que supiera que no debo ponerme. ¿Para qué tentarme a mí misma?”. El principio de a quien representamos la ayudó a afianzar esa resolución.

El respeto

Como representantes de Cristo, demostramos respeto por nuestro cuerpo “en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9) cuando acordamos vivir de acuerdo con ciertas normas. El Señor estipula que únicamente aquellos que sean limpios pueden entrar en el templo. La decisión de ustedes de ser virtuosos es una manifestación del respeto que sienten por el Señor y por su cuerpo físico.
“Del mismo modo que los terrenos del templo ilustran el carácter sagrado y reverente de lo que tiene lugar dentro del edificio, nuestra ropa ilustra la belleza y la pureza de nuestro interior.” —Élder Robert D. Hales
También debemos demostrar respeto por el cuerpo de otras personas y ayudarlas a vivir vidas virtuosas. El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “[Las mujeres jóvenes] tienen que entender que cuando visten ropa demasiado ajustada, demasiado corta o demasiado escotada, no sólo pueden enviar el mensaje equivocado a los jóvenes con los que se relacionen, sino que también perpetúan en su propia mente la falacia de que el valor de la mujer depende exclusivamente de su atractivo sexual. Esto nunca ha formado ni nunca formará parte de la definición justa de una fiel hija de Dios” (M. Russell Ballard, “Madres e hijas”, Liahona, mayo de 2010, pág. 20).
Mujeres jóvenes, respeten su cuerpo y ayuden a otros, particularmente a los hombres jóvenes, a mantener sus pensamientos y hechos virtuosos. Respeten su cuerpo, sabiendo que una vida recta diaria les da valor eterno.

La reverencia

El élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, nos enseñó: “Del mismo modo que los terrenos del templo ilustran el carácter sagrado y reverente de lo que tiene lugar dentro del edificio, nuestra ropa ilustra la belleza y la pureza de nuestro interior. La forma en que nos vestimos indica si tenemos o no el respeto… por las ordenanzas del templo y los convenios eternos, y si estamos o no preparándonos para recibirlos” (Robert D. Hales “La modestia: Reverencia hacia el Señor”, Liahona, agosto de 2008, pág. 20.
Muestren su reverencia por el sacrificio expiatorio de nuestro Salvador al vestir su “mejor ropa de domingo” para participar en la ordenanza de la Santa Cena. “Los hombres jóvenes deben vestir con dignidad cuando oficien en la ordenanza de la Santa Cena” (Para la Fortaleza de la Juventud, pág. 8). Jovencitas, vístanse con modestia.
¡Levántense! Sean un ejemplo del modo de vestir modesto en el hogar, en la escuela, en la playa, en los bailes y al participar en deportes. Sigan el ejemplo de Kim al escoger su ropa, dejando que el Espíritu Santo guíe sus decisiones. “[Háganse] la siguiente pregunta: ‘¿Me sentiría [cómoda] con mi apariencia si me encontrara en la presencia del Señor?’” (Para la Fortaleza de la Juventud, pág. 8).
Si viven estos tres principios —a quien representamos, el respeto y la reverencia— al escoger su ropa, realmente “[brillarán]” (Doctrina y Convenios 115:5) como amadas representantes del Salvador.

Aprende más

Para saber más sobre el modo de vestir y la apariencia, incluso los mensajes mormones, videos y las experiencias de los jóvenes, visita la página Para la Fortaleza de la Juventud.



Fuente: https://www.lds.org

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