lunes, 18 de febrero de 2013

Mantén bien cargadas tus baterías espirituales

Allan F. Packer Of the Seventy


Nunca vas a saber cuándo vas a necesitar una fortaleza espiritual más grande, por tanto asegúrate de tener plenamente recargadas tus baterías espirituales.
Durante el fin de semana de la conferencia general de abril de 2011, el sábado a la noche, tuvimos una gran tormenta de nieve en el área de Salt Lake City. Cuando mi esposa y yo nos levantamos el domingo por la mañana, teníamos de 25 a 30 centímetros de nieve en nuestro jardín y no teníamos electricidad. Decidí entonces poner en funcionamiento el generador que teníamos para casos de emergencias.
Pero cuando traté de encenderlo, la batería estaba descargada. Más tarde me di cuenta de que se había producido un cortocircuito que había agotado la batería; aun cuando el generador tenía un cargador que ayudaba a mantener la batería completamente cargada, alguien había desenchufado el cable, por lo que terminamos preparándonos para la conferencia sin electricidad.
Al pensar en esa experiencia, pienso que el generador y la batería son como nuestra espiritualidad. Nuestras baterías espirituales se deben cargar siempre.

Carga tu batería espiritual

Si la batería se deja sin mantenimiento, su corriente eléctrica se irá perdiendo y al cabo del tiempo perderá su carga. Debemos seguir cargándola para que su nivel sea más alto que su pérdida de energía. Si nos encontramos en un entorno que no podemos controlar plenamente, en que nuestra batería espiritual se va agotando, entonces es importante que hagamos algo para recargar nuestras baterías espirituales; de otro modo, llegará el momento en que necesitemos realmente el poder de la fe, el sacerdocio o la revelación y no los tendremos. Podemos cargar continuamente nuestras baterías por medio de nuestras oraciones, nuestro estudio personal, conversaciones sobre el Evangelio, al asistir a seminario y en nuestras clases los domingos.

Comienza a cargarlas durante tu juventud

Cuando era un niño de unos diez años, no pensaba que mis oraciones eran realmente contestadas. Finalmente, tuve la suficiente valentía para preguntarle a mi padre y él me explicó que la oración era como un paracaídas que un piloto se pone antes de volar un avión. Él no espera tener que saltar del avión y utilizar su paracaídas, pero se lo pone siempre para que cuando lo necesite realmente, lo tenga.
Ello fue suficiente para ayudarle a mi joven mente a seguir orando y cargando mi batería espiritual. También, al observar a mi padre utilizar su sacerdocio, obtuve el valor y la fe de que algún día podría hacer algo similar. Con el correr del tiempo, pasé por experiencias que me enseñaron que ese principio era verdadero y ha sido importante cargar continuamente esa batería.
En los últimos años, trabajé como ingeniero instalando sistemas robóticos para muchas empresas. Hubo un proyecto en el que trabajé por largo tiempo. Algunas personas con las que trabajé no siempre utilizaban un lenguaje limpio, pero eran mis clientes y tenía que trabajar con ellos. Traté susceptiblemente de mejorar su lenguaje.
Años después volví a la empresa y mientras el gerente hacía conmigo un recorrido, alguien se acercó a él y soltó una larga frase de malas palabras acerca de un problema que estaban teniendo. El gerente no respondió a la pregunta que le hicieron sino que me presentó y dijo: “Esta persona es totalmente contraria a esa clase de lenguaje, por lo tanto, mientras él esté aquí no lo usaremos”. No tenía idea de la influencia que había tenido con ellos años atrás. No tuve que defender mis normas, el gerente lo hizo por mí.
Al tratar de mantener cargadas nuestras baterías espirituales y al ser un buen ejemplo, tendremos mucha más influencia de la que pensamos. Todo comienza al mantener cargadas todo el tiempo las baterías: al leer las Escrituras, al decir nuestras oraciones, al rodearnos de buena gente y al vivir el Evangelio.

Haz algo: Ésa es la clave de una batería cargada constantemente

Moroni 10:3 explica, hablando del Libro de Mormón, que “cuando leáis estas cosas...[meditadlo] en vuestros corazones”. Al seguir ese modelo, puedes preguntar y obtener una respuesta y “podréis conocer la verdad de todas las cosas”, no solamente acerca del Libro de Mormón (Moroni 10:5; cursiva agregada). Debemos orar y estudiar, y después podremos aprender y saber que esas cosas son verdaderas. Doctrina y Convenios 9:8 dice que para obtener respuesta a la oración, debes “estudiarlo en tu mente”, tomar una decisión y después orar para obtener la confirmación. En las Escrituras se recalca sobre seguir haciéndolo, estudiando y aprendiendo para obtener inspiración. Es una forma de mantener cargada la batería y estar en posición de preguntar y saber si la decisión que hemos tomado es correcta.
Recuerdo que de joven no estaba tan seguro de las cosas espirituales. Sé que en ocasiones nuestros jóvenes no han tenido muchas de las experiencias que los mayores han tenido, por lo tanto, podría parecerles difícil cuando oyen de experiencias de sanación o de recibir inspiración para hacer algo, pero los principios son verdaderos, tu lugar en la senda de cultivar esos atributos recién comienza. Esas experiencias las tendrás en el futuro, sólo debes mantener cargadas tus baterías para estar listo para recibirlas y comprenderlas cuando lleguen.
En mi juventud. no comprendía plenamente estos principios, pero con el tiempo, obtuve entendimiento al hacer cosas, tales como aceptar y cumplir asignaciones, asistir a seminario y a las reuniones de la Iglesia, prestar servicio a mi familia y a los demás, al servir una misión y guardar los mandamientos. Obtuve el testimonio de que esos principios eran verdaderos. Tú podrás desarrollar tu propio testimonio al tener tus propias experiencias.
Una batería no puede cargarse por sí misma. Para la batería de mi generador, tuve que comprar un cargador, conectarla y controlarla. Mantener una batería cargada no es algo que se hace sólo una vez y listo.
Desde esa experiencia que tuve en la conferencia general de abril, he sido constante en asegurarme que el cargador esté enchufado y que la batería se mantenga cargada. Ésa es la clase de disciplina que todos necesitamos para nuestro testimonio, necesitamos mantenerlo constantemente, y al hacerlo, recibimos las bendiciones de mantener cargadas nuestras baterías.


Fuente: https://www.lds.org

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