lunes, 18 de febrero de 2013

Saca la cuenta


Cuando ellos siguieron la invitación de Mi Deber a Dios de “invitar a todos a venir a Cristo”, estos jóvenes de Immokalee, Florida, se dieron cuenta de que sus esfuerzos empezaron a multiplicarse.
La razón para compartir el Evangelio son las personas, no los números, y lo que sucedió en Immokalee, Florida, comenzó tal como debió haber empezado, cuando Junior Reyes invitó a uno de sus amigos a ir a la Iglesia.
Ni se imaginó lo que esto iba a ocasionar.
2+1=26
En ese tiempo, sólo había dos poseedores del Sacerdocio Aarónico en la Rama Immokalee: Junior y otro joven llamado Jorge Cáceres. Jorge nació en la Iglesia pero se había desanimado porque durante mucho tiempo él era el único poseedor del Sacerdocio Aarónico de la rama. Así que, Junior, que es converso, era el único que iba a las charlas fogoneras de estaca.
“Cada vez que iba, veía a los jóvenes de las otras ramas y de la estaca, pero de nuestra rama yo era el único”, dice Junior. “Finalmente, me dije: ‘¿Por qué soy el único que está aquí de Immokalee? Tengo que abrir mi boca’.
“En casa me enseñaron a no tener miedo”, continúa. “Cuando hablo con mis amigos acerca de Jesucristo y el Evangelio restaurado, no tengo miedo; estoy feliz. Sé que lo que les estoy diciendo puede mejorar la vida de ellos”.
Así que Junior invitó a Wedner Daly a ir a la Iglesia. “Le dije: ‘Se aprenden muchas cosas y recibes muchas bendiciones, y vale la pena’”.
Wedner aceptó.
“Al principio no pensé que era nada especial”, dice Wedner. “Pensé que sería como otras iglesias, pero cuando llegué, fue el día que todos compartieron su testimonio, así que pude sentir el Espíritu la primera vez que fui. Eso me pareció algo diferente. Nunca había ido a una iglesia en la que las personas compartieran su testimonio y tuvieran tan buenos sentimientos en cuanto a su iglesia. Esa fue una de las razones por la que me gustó”.
Así que Wedner invitó a su amigo, Milsont Pierre. Milsont empezó a asistir a las actividades de entre semana y luego a las reuniones dominicales, tras lo cual los misioneros empezaron a enseñar a su familia. Lo recuerda vívidamente: “Sentí el Espíritu, una y otra vez, especialmente durante las oraciones sacramentales. Supe que esta era la Iglesia verdadera”. Milsont y sus tres hermanos fueron bautizados y confirmados, al igual que su primo, un sobrino y cuatro de los amigos de Milsont.

Árbol multiplicador

De allí, el Sacerdocio Aarónico de Immokalee simplemente empezó a multiplicarse. “Era como un árbol”, dice Junior. “Seguía creciendo y creciendo”.
“Una persona invitó a otra persona, esa persona invitó a otra, y esa invitó a otra”, dice Milsont.
También fueron algunos de los amigos de Junior del equipo de fútbol americano. Otros invitaron a parientes, compañeros de escuela o amigos de toda la vida. Los misioneros de tiempo completo recibieron muchas referencias, y enseñaron, enseñaron y enseñaron, muchas veces acompañados por los hombres jóvenes de la rama. La asistencia a las actividades del miércoles por la tarde y a las de escultismo ascendió a un promedio de 30, y los domingos asistían casi la misma cantidad. En la actualidad hay 26 jóvenes activos en la rama, y uno de ellos es Jorge Cáceres, el que anteriormente se había desanimado porque no había otros jóvenes con los cuales relacionarse.
“Yo también me hice amigo de Junior”, dice Jorge, “y cuando empezó a invitar a sus amigos a la Iglesia me hice amigo de ellos, cada semana llegaban personas nuevas”.
Y Jorge se dio cuenta de algo, que “una vez que empezaron a conocer la Iglesia, ellos cambiaron”. El Evangelio los estaba cambiando; el llegar a conocer a Cristo los estaba cambiando. “Cuando observé eso, empecé a tomar la Iglesia más en serio. Me esforcé por fortalecer mi propio testimonio, y ahora sé que la Iglesia es verdadera”.

El factor del hermanamiento

¿Qué ha marcado la diferencia en Immokalee? Algunas cosas son de esperarse. “Una cosa que me ayudó mucho es leer las Escrituras y meditar al respecto, hacer preguntas y orar”, dijo Esperandieu Andfils. “Cuando se hace eso y se siente el Espíritu, no se puede negar”.
Wilnick Louis dice que el estar presente en el bautismo de su hermano mayor Milsont marcó la diferencia para él. El bautismo se llevó a cabo un domingo después de las reuniones regulares, así que Wilnick decidió ir primero a las reuniones. “Había ido a las actividades, pero esa fue la primera vez que fui a la Iglesia un domingo”, dice él. “Durante las reuniones, y después en el bautismo, sentí algo bueno. Cuando los misioneros me preguntaron si volvería a ir, les dije: ‘Sí, voy a seguir viniendo’”.
Sergio Andrés dice que el escuchar el testimonio de otros jóvenes de su edad marcó una gran diferencia para él, al igual que escuchar el de los misioneros de tiempo completo. “Es importante compartir el testimonio”, dice Sergio, “porque si la gente no sabe que hay una Iglesia verdadera, no la podrán encontrar”.

Sin divisiones

Pero uno de los factores más grandes en el crecimiento de la Iglesia de Immokalee parece ser la actitud que los hombres jóvenes tienen los unos hacia los otros.
“Siempre estamos juntos”, dice Wedner. “Impera un fuerte sentimiento de que todos somos hermanos, y amo a mis hermanos”. Esperandieu hace eco al mismo sentimiento: “Puedo contar con ellos”.
Eso es lo que los líderes de los Hombres Jóvenes también han observado.
“Son amigos dondequiera que van”, dice Michael “Bo” Browne, el recién llamado presidente de Hombres Jóvenes de Immokalee. “No es el caso de que ellos cuando están en la escuela evitan tener un contacto visual. Son amigos y hermanos fuera y dentro de la Iglesia, y creo que ésa es la clave”.
“Me han enseñado muchas cosas”, dice Frank Fernández, que anteriormente fue presidente de Hombres Jóvenes. “Pero el amor que se tienen es el mejor ejemplo que me han dado. Ése es el tipo de amor que todos nos debemos tener. Gracias a ese amor, no le tienen miedo a nada. No temen abrir la boca y hablar con sus amigos acerca del Evangelio”.
“A todos se nos aconseja llevar a nuestros amigos y parientes a Cristo”, dice Clark Robinson, recién relevado presidente de Hombres Jóvenes y actual líder Scout de Immokalee, “y sentimos que debemos hacerlo porque escuchamos a personas decirnos que lo tenemos que hacer. Pero estos jóvenes lo hacen porque aquí encontraron la paz, y están ansiosos de que aquellos a quienes le tienen cariño sientan lo que ellos sienten y sepan lo que saben. Me recuerda el sueño de Lehi, cuando participa del fruto del árbol e inmediatamente desea compartir su felicidad.
“El Señor nos ha pedido a todos que tomemos lo que tenemos y que lo multipliquemos. Así que saquen la cuenta. Un espíritu dispuesto, más los principios correctos, es igual a un quórum grande y feliz, y a una rama o barrio que crece en la Iglesia”, dice el hermano Robinson.


Sumémosle el Espíritu
El ejemplo de Julián Vallejo marca la diferencia en su propio hogar. Su madre, Marylou V. Navarrete, y su hermanito, Sebastián, que son Santos de los Últimos Días, y su padrastro, Antonio Navarrete, que no es miembro de la Iglesia, dicen que están orgullosos de ver a Julián crecer en la Iglesia y que están agradecidos por el ejemplo que da a la familia.
“Me gusta tener el Espíritu del Salvador en casa”, dice Julián, “y en la Iglesia aprendemos acerca del Salvador. Tomamos la Santa Cena y prometemos recordarle siempre. Luego procuramos vivir como Él lo haría, y eso incluye la forma en que vivimos en casa”. El dar el ejemplo de seguir al Salvador también es parte de invitar a las personas a venir a Cristo, dice Julián.
El espíritu cristiano que Antonio siente a su esposa y a sus hijastros traer a la familia quizá es parte de la razón por la que asiste a la Rama Immokalee. “Siempre voy con ellos para apoyarlos”, dice, “y para aprender un poco”. También ayuda a los líderes de la rama al ofrecer opiniones y sugerencias cuando se le piden.
Ésa es una buena razón, dice Julián, para sentirse orgulloso de su padrastro.

Milsont Pierre (al frente) y Junior Reyes (atrás) hacen un diagrama de cómo una simple invitación, y luego otra y otra, hicieron que sus quórumes del Sacerdocio Aarónico y su rama crecieran y continúen creciendo.
En el suroeste de Florida prosperan los naranjales y los pinos, y en Immokalee también prospera la obra misional, en donde los quórumes del Sacerdocio Aarónico han crecido al “invitar a todos a venir a Cristo”.

El pasto silvestre que crece cerca de Immokalee les recuerda a Junior Reyes (lado opuesto, arriba), a Milsont Pierre (lado opuesto, al medio) y a otros hombres jóvenes y líderes que “el campo blanco está ya para la siega” (D. y C. 33:7).

Fotografías por Richard M. Romney.



Fuente: https://www.lds.org

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